TODOS LOS CLIMAS PERECEDEROS
inclinan sus huellas húmedas, misteriosas,
al derrumbarse el tótem del fuego
con que se viste el firmamento.
Un sol triste, enmudecido,
con un susurro me lastima.
El parto de su gloria al zénit
se estropea en la soledad.
Entero yo, de noche,
entero de cuando en cuando,
cuando no tengo cabildo ni homenaje,
resumo en torpezas la danza de mi sueño,
mi orina en el grifo
y la sangre en la orilla.
Asómbrame, pureza, con tu lirio,
con el cristal de litio que confunde
tu armadillo infame con un aro,
un grito, una torre.
El sabor del firmamento descompone
al entrar la razurada firma de los escalpelos.
Ayúdame a rezar, pureza, con tu carbón,
píntame las llagas del color de mi piel.
Los ojos se me astillan con tu nombre
y el camino que ves que camino
de hielo se cubre hasta su fin.
Enlázame los brazos en tu abrazo.
Photograph by Óscar Velázquez